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LA INDUSTRIA DEL CUARTETO ENTRA EN UNA CRISIS SIN VUELTA ATRAS ??
Los despidos que se produjeron en la empresa de Carlos Jiménez encendieron las alarmas.
Fuimos los primeros en parar y espero que no seamos los últimos en volver”, se lamenta Marcelo Ludueña, productor de bailes de cuarteto. En efecto, los shows y los bailes fueron de los primeros rubros en sentir el incipiente aislamiento social obligatorio que recaería luego sobre toda la sociedad.
Al tratarse de un género tan particular -es una industria gigantesca, con un rol de contención social muy fuerte en la cultura local- desde el sector buscan la ayuda del Gobierno para que el parate no termine de desmoronarlos.
“El baile no se sustituye con un streaming porque el cuarteto se disfruta en vivo, tiene su propio folklore. Es muy parecido a lo que significa el fútbol, genera comunidad. Por eso le pedimos al Gobierno armar una mesa y que tratemos el tema”, reclama Ludueña.
Desde el sector señalan que debido a la crisis en los últimos dos años esta industria padeció una caída de casi el 40% y que este parate tan abrupto complicará mucho a estructuras medianas y grandes que no tienen cómo solventarse: “Los propietarios de lugares bailables o boliches están muy complicados porque los gastos siguen. Si la propiedad es tuya tenés que seguir pagando impuestos y si alquilás, tenés que seguir pagando el alquiler. Nadie en el mundo puede mantener una empresa que está cerrada”, insiste Ludueña.
En efecto, esta semana se conoció la decisión de la empresa de Carlos ‘Mona’ Jiménez, de desvincular a 29 personas de su estructura. Pero este no sería el único caso. En la actualidad son muchas las bandas que tienen estructuras similares a la de La Mona y que no estarían pudiendo afrontar sueldos de músicos y empleados.
Desde el Sindicato de Músicos de la Provincia, David Albano señala que estructuras como las de Marcos Farías -empresario y manager de artistas como Ulises Bueno, Claudio El Loco Amato, La Banda de Carlitos y Trulalá-, La Barra y Sabroso no están abonando salarios del personal.
“La mayoría de los trabajadores no están cobrando sueldos hoy. Los de Farías, La Barra, Sabroso, que son de las más grandes, tienen estructuras de unos 15 músicos aproximadamente. Damián Córdoba tampoco les está pagando a los músicos; ellos tienen un grado de empleados en negro bastante alto, igual que Ulises Bueno, que maneja además un índice de precariedad laboral elevado”, afirma el secretario general de la entidad. Albano agrega que en marzo de 2018 citaron desde el Sindicato a la mayoría de los empleadores del cuarteto al Ministerio de Trabajo para regularizar la actividad, pero nadie se presentó.
¿Efecto dominó? Sí y no, dicen desde el sindicato. “En la actualidad, Banda XXI es la única empresa que tiene a todos sus empleados en blanco, desde el colectivero hasta el sonidista. Pero un 80% de los trabajadores del cuarteto están en negro. Entonces, no va a pasar lo de La Mona porque los trabajadores no están registrados, son monotributistas. ¿A quién van a desvincular si no tienen a nadie vinculado? Son empresas fantasma que mueven millones y que legalmente no existen. Nosotros hemos hablado con algunos empleadores y nos estamos poniendo de acuerdo en muchas cosas, buscando un objetivo ideal, que es un convenio colectivo de trabajo que regule el trabajo de los músicos”, explica Albano.
Otra mirada desde el sector señala que si bien se habla de mucha informalidad la realidad es que está todo mezclado. “Hay chicos que pertenecen a bandas de la Policía o del Ejército y los fines de semana tocan en bandas de cuarteto; también hay quienes no quieren estar en blanco porque pierden la ayuda social. Hay músicos que tocan hasta en tres bandas, dependiendo de cuál lo llama ese fin de semana. La actividad es así y no es descabellado que suceda algo similar a lo de La Mona, porque no hay empresa que pueda bancar 50 empleados sin trabajar tantos meses. Pero esto sucede en todos los sectores».
PARATE MILLONARIO. Por el aislamiento social, el mundo del cuarteto dejó de facturar una cifra que rondaría entre los 500 y 750 millones de pesos en este periodo.
El trabajo satélite alrededor del cuarteto
Se estima que de una banda de música viven alrededor de cincuenta familias. Y no solo eso: en un baile ‘tipo’ (de entre 3.000 o 4.000 asistentes) trabajan alrededor de 200 personas por noche. Personal policial -un policía cada 100 personas-, plomos, técnicos, personal de armado, limpieza, cantineros, cuidadores de autos y vendedores de merchandising, entre otros, conforman el universo alrededor del baile.
Pero además, hay otra industria: la que trabaja todos los días de la semana. Por un lado, la publicidad (medios de comunicación y cartelería en vía pública) y por otro, el trabajo en redes sociales, que involucra communities managers, editores, fotógrafos y que también forman parte de las oficinas de las bandas.
Tiempo atrás, la publicidad era un rodante en el barrio o en el pueblo pero al crecer la industria, y a partir de la nueva era de las comunicaciones, todo cambió, haciendo crecer las estructuras e involucrando a muchos más trabajadores.
Pérdidas de hasta $750 millones
En el universo del cuarteto los bailes se suceden todos los días, incrementando su actividad de jueves a domingos, con el sábado como el día más fuerte de la semana.
Con un promedio de entre 3.000 y 5.000 personas por baile (bandas como La Mona pueden llevar hasta 10.000) y una entrada promedio de 150 pesos (aunque -de nuevo- ver a La Mona o a La Barra costaba 300 pesos antes de la pandemia), Marcelo Ludueña detalla que entre chicos y grandes, un sábado puede mostrar hasta 20 bailes en Córdoba.
Según estos datos, el género mueve semanalmente entre 250.000 y hasta 500.000 personas aproximadamente, generando una industria que factura entre 50 y 75 millones de pesos (por semana) solo en concepto de entradas.
Teniendo en cuenta que hace 70 días no se realizan bailes en Córdoba -según detalló Ludueña a este medio-, el mundo del cuarteto dejó de facturar una cifra que rondaría (según cálculos conservadores) entre 500 y 750 millones de pesos en este periodo.
Bailes como los de antes
“Entiendo que vamos a tener que modificar algunas cosas, más allá de los protocolos sanitarios, con eje común para todos. Tal vez tengamos que volver al viejo formato del baile con sillas y mesas, por el distanciamiento. Al principio supongo que no se podrá volver a bailar por la cercanía que eso supone”, reconoce Ludueña.
Al mismo tiempo, señala que habrá que pensar en una posible reconversión del negocio ya que al ser tan popular tiene entradas muy económicas y necesita de público masivo para ser rentable (Ver “Pérdidas de hasta…”).
“Somos los albañiles de la música”
Viajan cientos de kilómetros, llegan a hacer entre dos y tres salidas en una misma noche y es el género musical que más trabaja. Quizás por esta razón -sumada a sus magros salarios, exceptuando músicos de bandas grandes-, es que en el sector hay quienes les llaman “los albañiles de la música”.
“Es cierto que los músicos del cuarteto cobran menos, pero también es cierto que trabajan mucho más que músicos de otros géneros. Por ejemplo, los músicos de Dale Q ́ Va o de Damián Córdoba tocan de lunes a lunes. Entonces no es lo mismo ser músico de Valeria Lynch, que hace un solo concierto, que ser músico de una banda de cuarteto”, dicen en el ambiente.
Por su parte, Albano señala que los músicos de este género cobran entre 900 y 1.300 pesos por baile y que dependiendo de la banda llegan a hacer hasta 28 presentaciones en un mes. “Trabajan de martes a domingo con ritmos imposibles y mucha gente termina muy mal de la cabeza”, asegura. (Fuente www.perfil.com).