Estamos transitando épocas de festivales en todo el territorio argentino, en diferentes rincones del país se escuchan acordes de guitarras, golpes de bombos y un sin fin de instrumentos que le dan vida al folclore argentino.
Zambas, chamamés, carnavalitos, coplas, cuecas, gatos, tonadas interpretadas por los mejores representantes del folclore, los «número uno», los viejos, los jóvenes, los nuevos, los revelación y los eternos locales.
En cada escenario se cumple un sueño, el primero o el renovado de cada año. Festivales coloridos, sobrios, espectaculares, macros, micros. Festivales añorados, esperados por todos, festivales que le dan identidad al lugar, que enorgullecen a cada residente.
Diferentes temáticas los atraviesan, nacidos de alguna tradición o costumbre. Mendoza no es ajena a estos eventos culturales y la Zona Este mucho menos. El este mendocino le rinde homenaje al canto, al jamón, a la sopaipilla, a la cueca, a las viñas, a la paz entremezclado con época de vendimia.
Nuestros festivales ya no son solo «música folclórica», desde hace un tiempo vemos transitar por distintos escenarios los más variados géneros musicales: melódicos, rock, trap, rap, pop y las infaltables noches tropicales, esto merece un párrafo aparte.
Las noches tropicales en los festivales (muchas veces cuestionadas) se han tornado de una popularidad cada vez más creciente, artistas consagrados y del momento ponen a un festival completo a bailar; quién puede evitar mover las caderas al compás de un cuarteto o cumbia (que al final también es parte de nuestro folclore), quién se resiste a la hora de la «pachanga». Las noches tropicales son éxito de taquillas, cada artista o banda tiene su hinchada, pero al final todos quieren «chingichingi»!!!